Niños migrantes
Miles de niños y adolescentes viven el sueño americano al cruzar la frontera sur de México, en busca de un mejor estilo de vida y las oportunidades que sus familias no se han encontrado en su país, arriesgándose a la explotación sexual y laboral a las que, como población vulnerable, son expuestos durante su viaje.
Es por ello que hasta hace unos meses, la Comisión de Asuntos Migratorios de la Cámara de Diputados, aprobó por unanimidad reformas a la Ley de Migración, como medio de apoyo y protección a las mujeres migrantes embarazadas y aproximadamente 6 mil 894 menores que regularmente viajan solos.
Se habla de hijos de jornaleros agrícolas, trabajadores mexicanos y centroamericanos que han tenido que dejar su lugar de origen en busca de un empleo mejor remunerado y una estabilidad económica que no encuentran en su localidad.
Están expuestos a toda clase de peligros entre las bandas de tratantes de blancas, narcotráfico, "coyotes" y delincuencia organizada, que afrontan al huir de la pobreza, la reunificación familiar y la violencia que cada día se incrementa para ellos.
Tan solo del 1 al 31 de agosto del 2013, el albergue "La 72" ha atendido a 8 mil 945 migrantes, de los que tan solo 381 son menores de edad no acompañados, siendo esta ni la tercera parte del flujo de migrantes centroamericanos, sudamericanos y mexicanos que trepan a "La Bestia", según cifras del director del albergue, Fray Tomás González Castillo.
La vulnerabilidad de los migrantes se ha incrementado en gravedad entre las mujeres y los menores no acompañados, que incluso viajan de países como Cuba, y están arribando vía Brasil, al continente para viajar en tierras mexicanas hasta la frontera sur.
Pero, en su camino son asaltados y despojados de sus pertenencias, en el trayecto del tren Tenosique-Palenque; al no pagar la cuota de 100 dólares por su derecho a trasladarse hacia el norte a través del ferrocarril "La Bestia" son golpeados, aventados del tren o secuestrados.
"Mientras Estados Unidos levanta muros, nosotros cavamos fosas para enterrarlos" destacó Fray Tomás, quien criticó las políticas del Instituto Nacional de Migración y la Política Federal que solo han mantenido la presencia policial y militar para su deportación y no miran el trasfondo de la problemática.
Uno de los problemas de deportación que los niños presentan, trasciende a que no existen abogados que los representen, por lo que María de Lourdes Rosa Aguilar, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdoba en Tapachula, Chiapas, aseguró que en el 2013 el número de menores detenidos en estaciones migratorias aumentaría un 50 por ciento si el Poder Legislativo no crea normas que garanticen los derechos de los niños y adolescentes.
Es por ello que grandes instituciones como la Organización Internacional de las Migraciones y el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina, concuerdan en que debe existir una corresponsabilidad entre los países de origen, tránsito y destino con el fin de proteger a los menores a través de un mecanismo de monitoreo, y que los poderes con facultades como el Senado, tendrán que crear modelos de atención dentro de las instituciones.
Ante la preocupación social que se redunda en el tema, el sacerdote jesuita Pedro Pantoja Arreola, quien durante años ha luchado por la protección de los migrantes en territorio mexicano y ha denunciado la participación de las autoridades de toda la indole en el redituable negocio del secuestro de migrantes, el infalible abuso sexual a las mujeres y la esquizofrénica tranquilidad con la que "Los Zetas" se deshacen de quien, finalmente no pudo pagar su libertad, expresó su preocupación ante la migración diciendo que:
"Si migra la mujer, migra la vida; si migra el joven, migra la esperanza; si migra el indígena, migra la historia y si migra el niño, migra el fracaso de nuestras sociedades". "En la primera mitad de 2001, más de 2 mil niños fueron asegurados por el Instituto Nacional de Migración, de los cuales siete de cada diez no viajan acompañados".
¡Son cifras alarmantes!, dijo hace poco la senadora María Elena García, presidenta de la Comisión Especial de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, quien destacó la gravedad de la migración infantil proveniente de otras naciones.
Algunas vejaciones que se registran en las autoridades migratorias consisten en separar a menores migrantes de sus padres y trasladarlos a localidades distintas a las de su origen en un intento de inhibir la migración, lo cual la senadora reprochó al sustentar que México ha suscrito alrededor de 58 instrumentos internacionales para la protección de los derechos de los niños y adolescentes.
Empero, no es suficiente debido a que no existen mecanismos eficientes de autoridades como el DIF, instituto que debería encargarse de verificar que los migrantes lleguen a sus lugares de origen y retomando como principal preocupación la migración de los menores indígenas, que hablan su dialecto y son principales focos de ingenuidad ante los innumerables riesgos que el viaje les provee.