Presidencialismo absoluto
Después del descontento social que ha azotado a Enrique Peña Nieto en su primer año como Mandatario, muchos se preguntan cuál es el futuro de México y en manos de quién está.
Los mexicanos ya no saben a dónde voltear, qué creer y qué cuestionarse, llegaron al punto en el que no se sabe si se puede confiar en Peña Nieto como Presidente y sobre todo en sus medidas para controlar el país.
Se preguntarán por qué dudar de nuestro legítimo Presidente, de su honestidad, su eficiencia, de sus promesas, su compromiso y de todas las cosas que lo han desacreditado a lo largo de su carrera política. No se trata solo de las cosas que ha solapado o sus desfiguros culturales cada vez que dice algo erróneo, sino también del mensaje que envía como político, el irrefutable control del Ejecutivo Federal ante las decisiones, ante los medios de comunicación, represión e impunidad.
Hablamos de los más de mil feminicidios en el Estado de México cuando fue gobernador, del encubrimiento para Arturo Montiel, el caso Paulette, la protección presidencial a los Salinas de Gortari, la liberación de Cassez y de Caro Quintero, en fin, de esos y muchos errores más que ahora lo persiguen.
Es difícil confiar en un Presidente que a lo largo de su primer año como Mandatario, ya tiene una gran lista en cascada de liberaciones, el caso Cassez es un vivo ejemplo de la impunidad que vivimos, a pesar de la ofensa pública, la ciudadana francesa fue liberada y con ello dio en el proceso una bofetada al sexenio de Calderón.
Se jacta de un triunfo que fue bien visto ante la sociedad, el arresto de la maestra Elba Esther Gordillo, triunfo que no deja de ser una medida rutinaria de cada Presidente que ha llegado a la silla grande, un arresto político, una vendetta de su sexenio.
Cómo confiar en la fidedigna responsabilidad de Peña Nieto, en su compromiso para disminuir la corrupción, si a poco tiempo de su llegada podemos ver los hilos evidentes del ventrílocuo al mando, el señor todo poderoso y dueño de México y es que de la nada un juez federal exonera a Raúl Salinas de Gortari, quien fue encarcelado por enrequecimiento ilícito y robo a la nación y a quien hoy, en alfombra roja se le es devuelta toda su fortuna y se enlista en las filas del gabinete presidencial.
Pero claro, el gobierno de Peña es equitativo, seguramente y por tener un gobierno de contrastes se tuvo que tomar esta medida, si el 45 por ciento de la población total hoy vive en pobreza extrema, a más pobreza, tiene que haber un aumento en la riqueza de sus protegidos.
Cómo confiar en un Presidente que, deja en libertad a un narcotraficante y asesino, hablo de Rafael Caro Quintero, el asesino del periodista Manuel Buendía y quien también fue puesto en libertad como medida, seguramente, de seguridad.
Cómo confiar en un gobierno represor, que nos demuestra la mano dura que tomará a todos aquellos que no se alineen a sus reglas, y para muestra de ello ya no hace falta mencionar al maestro indígena Alberto Patishtán, quien por oponerse a un alcalde priísta y querer ayudar a su pueblo, fue sentenciado a 60 años de prisión por diversos crímenes que sabemos, no cometió, y recibió el indulto presidencial hace apenas unos días, con el consabido tragicómico "usted disculpe".
Cómo confiar en un Presidente que demuestra que ningún líder sindical pasará por alto sus normas, bueno ninguno que no sea protegido suyo, ahí está el caso Deschamps, líder del sindicato petrolero y muestra viviente de lo que es un enriquecimiento a manos del erario público, mientras él y sus hijos viajan en jets privados y viven en departamentos de lujo en Miami, nuestro Presidente deja bien claro en su dicha reforma energética que el sindicato no sufrirá afectaciones, o lo que es igual, Deschamps es intocable.
¿El gobierno anticrímen de Peña?
Basada en una mentira, ya que el silencio es la piedra angular de la seguridad que vivimos, a lo largo del año Lintia consultora especializada en temas de seguridad ha reportado que en lo que lleva de sexenio mueren alrededor de mil personas al mes.
Cómo confiar en un gobierno que nos regresa al presidencialismo absoluto, que se pasa de largo a los otros poderes y que privilegia sus intereses políticos y personales por encima del pueblo.
Cómo confiar en un mandatario que piensa que para poder progresar tenemos que regresar tres décadas y volver a avanzar. Pero es no es más que el costo de nuestra "democracia", un costo que hoy y muchos años más seguiremos pagando, pagando el precio de nuestros errores y de nuestra ignorancia.
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