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Slow Down a nivel global, efectividad laboral versus cantidad


Un fenómeno que ha revolucionado la vida de una serie de sociedades como Francia, España, Australia y Alemania. El nombre de esta nueva forma de vida se llama: Slow Down, cuya traducción al español es desacelérate. Esta máxima se le atribuye al poderoso emperador Napoleón Bonaparte quien se la habría proferido a su asistente personal hace más de 200 años, sin imaginarse siquiera que sus palabras serían la profecía de un importante movimiento en la actualidad.

Este movimiento social surgió en Italia hace casi 30 años a raíz de la ola de la globalización, causante de una serie de cambios radicales en la vida de las personas. Actividad laboral las 24 horas del día, los 365 días del año, así como la acumulación de información y el reducido tiempo para procesarla, son factores que vive la sociedad hoy en día. La idea de la relación rapidez y progreso nació en la Revolución Industrial, cuando se consideraba a la velocidad como una muestra del triunfo del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo, todo tiene un límite y parece que este culto a la velocidad está llegando al suyo.

Países como Suecia han adoptado el movimiento Slow Down al interior de una amplia gama de su sector empresarial. Prueba de esto es la cantidad de 32 horas de trabajo implementadas a la semana, poco más en comparación de las 28 que constituyen una jornada laboral en Alemania. Y es que las empresas europeas han comprendido que con una disminución de tiempo laboral, la calidad del trabajo realizado es mayor, pues el empleado obtiene una mayor concentración para realizar sus actividades de una manera mucho más eficaz.

Con esta actitud no se pretende que los trabajadores dejen de esforzarse en sus actividades. Por el contrario, consiste en incentivar en ellos una mejor disposición para disfrutar la vida, aprovechar el tiempo con sus familiares y amigos –como lo promueve el gigante de la alimentación multinacional Cargill al promover entre sus colaboradores la convivencia familiar-, pero sobre todo vivir a plenitud el presente sin preocupaciones por el futuro, pues como dicen las personas que experimentan el movimiento Slow Down: “vive tu día sin importarte el mañana, el futuro llegará, puede esperar”.

Un joven que llegó a trabajar a Suecia, a la empresa automotriz Volvo, comentó su experiencia y la sorpresa que se llevó en sus primeros días en aquel país. Lo describió de la siguiente manera:

“La primera vez que fui a Suecia en 1990, uno de mis colegas me recogía del Hotel Rodas por las mañanas.

Llegábamos temprano a la Volvo y él estacionaba el auto muy lejos de la puerta de entrada. El primer día no hice comentario alguno, tampoco el segundo ni el tercero. En los días siguientes, ya con un poco más de confianza, le pregunté a mi colega: ´¿tienen ustedes lugar fijo para estacionarse aquí?, pues noto que llegamos temprano, con el estacionamiento vacío y dejas el coche al final’, él simplemente me respondió: ´Es que como llegamos temprano tenemos tiempo para caminar, y quien llega más tarde, ya vendrá retrasado y el único lugar que encontrará será cerca de la puerta’”

Por otro lado, es muy frecuente ver cómo familias enteras pasan todo un día en un centro comercial, paseando de tienda en tienda, para después reponer fuerzas en un local de comida rápida y finalmente, terminar en una butaca del cine, viendo una película y acompañándola con una bolsa de palomitas con extra mantequilla. Es decir, todo un día de actividad sin haber visto la luz del sol e inmersos en un universo de luces, colores y sabores artificiales.

Ritmos de vida como estos, son los que han acarreado enfermedades como la obesidad, el estrés, y la ansiedad, entre muchas otras. Afortunadamente, el Movimiento Slow Down nos brinda una lista de recomendaciones para vivir de una manera mucho más calmada. Algunas de estas sugerencias son: conseguir un pasatiempo tranquilo como la lectura, la escritura o la pintura, en los fines de semana levantarnos sin necesidad del despertador, respetando así los ciclos naturales del sueño, así como durante las vacaciones visitar ciudades donde haya restaurantes típicos donde se pueda comer y platicar plácidamente.

La vida es demasiado emocionante, única e irrepetible como para vivirla con presiones y preocupaciones. El Movimiento Slow Down propone aprovecharla al ciento por ciento en compañía de la familia y los amigos y transformar el ocio, catalogado como negativo la mayoría de las veces, en un tiempo libre de provecho y calidad.

Contra la mentalidad de querer hacer todo a la vez, el Slow Down propone emprender cada acción con el objetivo de realizar lo que podamos aunque sea poco, pero con todo el entusiasmo y energía para así alcanzar cada una de nuestras metas y logros, pues como dice José Alfredo Jiménez: “no hay que llegar primero sino hay que saber llegar”

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