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El PRD pierde la hegemonía en la capital del país


Pierde PRD hegemonía en la capital del país, hegemonía que durante 18 años mantuvo el PRD en la Ciudad de México fue brutalmente arrebatada por Morena en las pasadas elecciones, debido a que no sólo gobernará en cinco delegaciones sino que también tendrá mayoría en la ALDF y obligará al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, a negociar con el partido que representa el mayor peligro en la historia para el Partido de la Revolución Democrática, que hasta hoy coronaba su imperio en la CDMX.

El PRD está minimizando su fuerza desde la creación de Morena y la ruptura con su eterno caudillo López Obrador, sin dejar atrás el descontento social y la crítica por el caso Iguala, su vendido apoyo al gobierno federal con el Pacto por México y por la evidente corrupción de funcionarios públicos militantes en toda la República.

Pero el grave error del PRD ha crecido desde que "Los Chuchos" quisieron gobernar desde los escritorios, se adueñaron durante cuatro dirigencias al hilo del partido -Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrte- y de la toma de decisiones, haciendo a un lado al militante con mayor número de seguidores, "El Peje", quien si bien es cierto comenzó con buenos proyectos y a favor de los intereses sociales, hoy su ambición lo ha deschavetado, hasta el punto de crear una ruptura de izquierda, formar un nuevo partido y comenzar una invasión mediática electoral en la que no sólo promovía la imagen de sus candidatos, sino que también se promovía así mismo en campaña para el 2018, porque es muy difícil que deje la contienda a cualquiera de sus pupilos, no se puede negar que hay miles de mexicanos que lo respaldan ciega e incondicionalmente.

El verdadero conflicto que se espera tendrá cabida entre el jefe de gobierno capitalino y Obrador, ya que aunque Mancera no milite formalmente en el PRD, con la intrusión masiva de "morenos" en la ALDF, tendrá que olvidarse de legislar a su antojo y buscar acuerdos y negociaciones con los rivales izquierdistas del PRD.

En los próximos tres años que nos restan para volver a revivir con más ímpetu el circo electoral, tendremos que estar muy atentos en el juego del orgullo, y ver cuál de los dos partidos líderes de la izquierda se atreve a doblar el brazo primero, porque a voz de grito suena la negación por una posible alianza en el futuro de la contienda; sin embargo, quizá en 2017 se den cuenta que solo eso podría rescatar a nivel nacional a ambos partidos de un sexenio o más priista o peor, de su desintegración a nivel numérico.


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