DE PUÑO Y LETRA
Hacen de la escritura un arte
Un grupo de entusiastas promueven la caligrafía
como una disciplina que está al alcance de todos
La caligrafía artística es un arte practicado por pocas personas en México, sin embargo, no ha perdido su esencia ni se encuentra en peligro de extinción.
En Patricio Sanz 1747, Colonia del Valle, existe un estudio especializado en impartir talleres de la técnica conocida como "mano sobre el papel", a cargo de Sociedad Mexicana de Calígrafos e Iluminadores.
Con una vocación indiscutible, los promotores del organismo ofrecen sus conocimientos a todo aquel interesado en desarrollar su talento.
Antonio Anzures, uno de los fundadores, no es calígrafo de profesión, pero gracias a su empeño autodidacta ha logrado dominar 18 estilos históricos de escritura.
"Yo estudié en una escuela inglesa muy estricta, los cuadernos tenían una inclinación en el margen para escribir en manuscrita.
Un día, hicieron una muestra de todos los trabajos y los de los zurdos estaban horribles, incluido el mío... entonces, escuche que un maestro dijo: 'los zurditos están jodidos, siempre van a escribir feo', así que me esforcé por demostrar que yo no sería uno de ellos", cuenta Anzures.
Al buscar un mentor que le enseñara no sólo la reproducción de los diferentes tipos de tipografía, sino las bases técnicas del arte, Anzures encontró recelo en el gremio, pues nadie quería enseñarle, aunque les pagara.
"Empecé a buscar gente que supiera más que yo para que me enseñaran, pero los que me encontraba siempre se negaban porque me veían como competencia. Era algo como 'sí sé, pero no te enseño'", explicó Antonio.
Sin embargo, cuando conoció a Alberto Compiani, fundador de la Sociedad, todo cambió para él, pues su nuevo amigo no sólo daba talleres teórico-prácticos de letras medievales, también estaba dispuesto a compartir su conocimiento y gusto mutuo.
"Empezamos practicando en casa de mi mamá, hasta que Alberto tiró el bote de tinta china en una mesa redonda espantosa. Luego nos cambiamos a su casa, en Coyoacán, y ahí empezamos a dar los cursos", comenta.
Tras volantear en cafés de la Ciudad y pasar el mensaje entre familiares y amigos, ambos fundadores lograron formar su primer grupo de cinco alumnos el 8 de septiembre del 2001 y, después de un tiempo, trasladar su escuela a su actual recinto, en la Colonia Del Valle.
Hoy, el lugar ofrece un amplio catálogo de talleres, incluido el de introducción a la caligrafía, pues es la base para entender todos los conceptos históricos y técnicos de la pluma.
Desde cómo manipular las plumillas y embonaras en el manguillo hasta qué tipo de tinta o papel utilizar, Anzures en la Ciudad de México y Compiani en Monterrey enseñan caligrafía profesional en todos los niveles, lo que les ha dado amplio reconocimiento nacional e internacional en el ramo.
"Empezamos practicando en casa de mi mamá, hasta que Alberto (Compiani, otro de los fundadores) tiró el bote de tinta china en una mesa redonda espantosa. Luego nos cambiamos a su casa, en Coyoacán, y ahí empezamos a dar los cursos".
"Empecé a buscar gente que supiera más que yo para que me enseñaran, pero los que me encontraba siempre se negaban porque me veían como competencia. Era algo como 'sí sé, pero no te enseño'". Antonio Anzures, cofundador de la academia.