'VEN CON EL ALMA'
Crónica: Braille
Con chistes que hacen brotar las carcajadas en el aula y el ánimo de contarse lo que pasa en su día a día, los alumnos de la Escuela de Incidentes de San Vicente Mártir pasan el rato mientras aprenden a sobrellevar sus discapacidades.
En San Vicente Chicoloapan un pequeño grupo de adultos mayores con ceguera, sordera y discapacidades múltiples, ocupan el salón de la parroquia para aprender a leer y escribir en braille, además de realizar artesanías y cursar técnicas básicas de masoterapia para apoyarse económicamente.
Aunque muchos han tenido acercamiento con el DIF Municipal, pues al vivir en situación de pobreza tienen que pagar 10 pesos por una comida en el comedor comunitario, siempre fueron excluidos por autoridades locales.
"Me rechazaban muchas veces en el DIF, decían que no era apto para estar en ese tipo de cosas del gobierno, en los programas que dan", cuenta Erasmo Mendoza, de 53 años.
Fue en septiembre de 2014 cuando el grupo Pastoral Social abrió un espacio de ayuda, una escuela para invidentes a la que poco a poco se fueron sumando voluntarios para darles educación y un oficio de sustento.
"Hacen manualidades para tener destreza fina motriz, pero la remuneración económica es muy importante, pues todos sos personas muy pobres.
"Aunque siempre les están regateando con el argumento de que están hechos con material reutilizado", explica Lourdes Rosado, directora de la escuela.
Sin embargo, el grupo lidia todos los días con el desinterés de las autoridades municipales, pues las calles no son aptas para el tránsito de invidentes y no hay un apoyo de solicitud federal para obtener los cartones de lectura en braille que les ayuden a diferenciar el valor de las monedas y billetes.
Esa misma indiferencia ha sido un obstáculo constante entre la gente, pues muchas veces se aprovechan de su condición para estafarlos en la venta de sus artesanías.
"Josefina se fue a vender sus cositas al tianguis porque de eso vive y estaba muy triste porque cuando pidió ayuda para contar sus ganancias, alguien le había dado puras monedas viejas de otros países", cuenta Rosado.
"Cuando Lucy aprendió a escribir en braille a sus 47 años y rótulo su medicamento, ya no tomo el equivocado. Lamentablemente ella era muy pobre y murió con hemodiálisis".
Lourdes Rosado, maestra
"Ahora tengo más ganas de superarme, aparte de que con mis compañeros hemos hecho cositas de venta o ayuda a otras personas discapacitadas".
Erasmo Mendoza Luja, estudiante